Evelyn Villalobos, Directora del Colegio Santo Tomás: “Somos fruto de una generación que nunca pensó que en la educación iba a ser tan necesario nuestro autocuidado para acompañar y cuidar de otros”
En La Pintana se encuentra el Colegio Santo Tomás, donde asisten 480 estudiantes, de preescolar a cuarto medio, que provienen en su mayoría de contextos altamente vulnerables. Es una de las 11 instituciones educativas que forman parte de la Corporación Educacional del Arzobispado de Santiago (CEAS).
En conversación con Evelyn Villalobos, la Directora del colegio, nos contó que últimamente como establecimiento comenzaron a darse cuenta de que no lograban mejores resultados al aplicar sanciones hacia sus educandos. Además, evidenciaban con la pandemia que tanto estudiantes como docentes estaban enfrentando elevados niveles de estrés. A raíz de esto, querían hacer algo diferente. Veían que el desafío estaba en prevenir y en educar, tanto a los niños, niñas y jóvenes como a los adultos de la comunidad educativa, poniendo el aprendizaje socioemocional en el centro del proceso.
En ese sentido, ¿crees que el sistema educativo debería poner en el centro el aprendizaje socioemocional? ¿Qué aspectos, según la experiencia de su colegio, se deberían potenciar para lograrlo?
A pesar de que nos caracterizamos por ser un colegio más centrado en lo pedagógico, nos hemos dado cuenta de que existe una necesidad de abordar lo que va más allá de lo académico o de una asignatura. Nuestros niños, niñas y jóvenes tienen muchas posibilidades de estudiar. Sin embargo, hay aspectos en los cuales tenemos que trabajar, como el manejo de las emociones, el cómo se relacionan con otras personas, cómo conviven de forma sana, cómo se expresan, cómo van logrando abrirse paso en este mundo tan cambiante y globalizado.
En el colegio tenemos estándares que ir cumpliendo, pero creemos que la educación socioemocional debe ser un pilar, para que el día de mañana, por ejemplo, nuestros estudiantes salgan de la educación media y tengan todas las herramientas para desenvolverse como cualquier estudiante de cualquier comuna del país. Lamentablemente la segregación está tan presente, que decir que uno vive en La Pintana o estudió en un colegio de aquí, genera una brecha tremenda que va resintiendo la vida de nuestros jóvenes. Por lo mismo, cuando hablábamos con los profesores, nuestro mayor sueño como comunidad era potenciar la educación socioemocional para fomentar en nuestros estudiantes herramientas para la vida. Y cuando miro los cursos más pequeños, me doy cuenta que es ahí, desde la cuna, donde podemos empujar esta trayectoria de educación emocional.
¿Cuáles son los desafíos a nivel socioemocional y salud mental que han tenido los docentes del colegio y estudiantes durante este tiempo de pandemia?
Tenemos casos de estudiantes que están muy solos en sus casas, donde esta soledad los agobia y el confinamiento los desesperanza, Este periodo, del 2020 hasta ahora, han abierto heridas que nuestros estudiantes traen desde muy pequeños. A pesar de que los tenemos detectados en el uno a uno, me doy cuenta que el sistema de salud mental es muy limitado. Entonces, de cierta manera, como colegio nos vemos muy presionados y muy responsables de poder entregar herramientas para que estos jóvenes, por ejemplo, no lleguen a situaciones de autolesiones. Lo mismo pasa cuando hablamos de los adultos. Creo que somos fruto de una generación que nunca pensó que en la educación iba a ser tan necesario nuestro autocuidado para acompañar y cuidar de otros.
Actualmente vemos que los grandes desafíos son, por un lado, las situaciones críticas de alumnos y sus familias que desencadenan en desmotivación y desvinculación de su proceso educativo. Y por otro lado, el que como equipo nos hemos visto con falta de herramientas tanto para nosotros de autocuidado, como para poder contener a quien lo necesita. Nos sentimos muy responsables y no tenemos las respuestas de acompañamiento que el sistema debería proveer. A veces nos vemos limitados y frustrados en ese sentido.
¿Cómo influye en los docentes el que se integren espacios de autocuidado y bienestar dedicados a ellos(as)? ¿Cómo impacta esto en los estudiantes?
Ha sido una tremenda experiencia ser acompañados por Neyün. Lo vemos como un regalo. Un regalo que a la larga tiene que proyectarse a nuestros estudiantes porque se verán tremendamente beneficiados. Cada vez que nos juntamos con Neyün se produce un ambiente enriquecedor como de “ay, llegamos, ya no vamos a hablar de números ni de información, sino que es un espacio para nosotros mismos”. Y eso, con el transcurso de una semana, influyó positivamente en todos nosotros. Comenzamos a ser conscientes de nuestro cuerpo que, durante todo un mes, no nos habíamos dado cuenta que nos dolía, y ahora además sabíamos que podíamos hacer algo para descomprimir esas tensiones.
Pasamos por una etapa bien difícil con la vuelta a la presencialidad: ajustarse a nuevas rutinas, salir del confinamiento, la presión, los cambios, los horarios. Fue muy fuerte para todos y se resintió mucho en nuestros docentes que tenían que estar al frente de la batalla con los estudiantes. Entonces, tanto el equipo directivo como los profesores, me han pedido estas sesiones desde principio de año. Me decían: “Evelyn y cuándo vienen, lo necesitamos”. Ahora creemos cada vez más que sí es posible, con pequeñas acciones como la respiración consciente, desconectarnos de la tarea para conectarnos con nosotros mismos. Y si como adultos estamos bien, sabemos que eso se permea inmediatamente hacia nuestros estudiantes.
Ahora que ya llevan algunas sesiones con Neyün, ¿qué impacto o cambio crees que va a generar estos talleres en el colegio?
En las sesiones con Neyün hacemos grupos pequeños de conversación, lo cual ha sido muy positivo porque en espacios escolares virtuales es poco lo que compartimos sin foco en el trabajo o planificaciones. Y esto quizás en Neyün no lo han visualizado, pero el hecho de sólo darnos la oportunidad de conversar ciertos temas atingentes a lo que necesitamos es un aspecto muy positivo que se tiene que seguir potenciando y que va a tener y tiene muy buenos resultados en el clima laboral. Los conflictos siempre van a existir, pero si tenemos más instancias de diálogo como las con Neyün, sabemos que lo vamos a poder resolver.
Lo otro es que claramente ha permitido adquirir mayores conocimientos. Conocimientos de nosotros mismos. Y si continuamos con el objetivo de traspasar lo aprendido con Neyün a la sala de clases, yo creo que tendremos menos incidentes en el clima de aula, en la convivencia, en las relaciones interpersonales de nuestros estudiantes. Tenemos estudiantes, de todas las edades y en distintas medidas, que tienen desbordes emocionales, se escapan de la sala, no saben qué hacer con sus emociones.
Nuestro objetivo es prevenir más que ser punitivos y Neyün llega a responder esa inquietud. Nos preguntábamos qué más hay para hacer, que no sea la sanción o aplicar el manual de convivencia, o la suspensión de clases, y hoy día yo veo que, a través de este programa, con las distintas estrategias y ejercicios que estamos primero nosotros probando como equipo, si se lo entregamos a nuestros estudiantes tendrá repercusiones en el clima del aula, en la mejora de la convivencia escolar y en el clima laboral… Ese es mi sueño.
¿Recomendarías que otros colegios tuvieran el programa Neyün? ¿Por qué?
El programa está muy bien planteado porque, por un lado, parte por nosotros mismos, por los adultos. Neyün sabe que es necesario hacer un trabajo con el equipo del colegio para que resignifiquen la importancia del aprendizaje socioemocional en su propia vida. Por otro lado, los colegios miramos con temor estos programas que vienen envasados, pero Neyün se ha ido adaptando a nuestro crecimiento y necesidades. A través del Mindfulness, de la respiración y el estar presentes, Neyün viene a responder esta gran inquietud sobre cómo lo hacemos para poder acompañar a nuestros estudiantes, para mejorar la convivencia escolar, potenciar el desarrollo personal y la educación emocional. Yo aconsejo a los colegios a que se atrevan a buscar otras alternativas.
Dado todo eso, recomiendo absolutamente Neyün porque hay un tremendo equipo, porque se adaptan a la realidad del colegio. Nos han visto crecer y nos han ido acompañando. Y porque es magnífico que podamos como equipo vivirlo primero y luego transmitirlo a nuestros alumnos. Además, combinan no sólo lo teórico sino todo el aspecto práctico de la meditación y del desarrollo socioemocional de nosotros. Hemos aprendiendo haciendo, viviendo y disfrutando de este acompañamiento de Neyün.